Qué buena la cerveza, y qué perjudiciales las religiones.
Kartika Sari Dewi Shukarno, modelo de 32 años, ha sido la primera mujer condenada a recibir azotes, 20, con una vara de ratán, que da la impresión debe doler bastante, por el momento ha sido puesta en libertad y regresado a su casa con sus dos hijos, no sabemos si también a su trabajo como enfermera en Singapour. Los azotes deberán esperar al final del Ramadán, pues parece ser ahora no quedan igual de bien.
Aunque este tipo de penas están recogidas bajo el código civil de Malasia y de la vecina Singapur, ninguna mujer ha recibido este castigo en el país.
¿Será toda esta noticia un movimiento para convertir la suspensión del castigo, en una propaganda de aperturismo y nuevo Islam del siglo XXI, querrán presentarla a la próxima edición de miss mundo/universo, o finalmente le darán de latigazos hasta que Alá mande un eclipse?
Los elementos de esta noticia no han dejado de moverse en mi cabeza, que intenta encajarlos como piezas de Tetriks.
Sin haber estado nunca lo primero que recuerdo de Malasia es un anuncio en la CNN, que hará unos 10 años ponían en esa cadena promocionando el turismo internacional en ese país. Muy parecido al que muestra el enlace, con parte de esa cancioncilla son tan agradable como pegadiza que decía Malasia Trully Asia. Malasia, entre imágenes de ensueño, onrisas de bienvenida, modernidad y tradición envuelta en la magia de la noche iluminada por miles de colores y fuegos artificiales.
Malasia la auténtica Ásia, esperemos que no, y aunque no creamos en ningún dios, con exceptción de los del Vino y Amor, recemos, recemos, y recemos para que Malasia con esa Kuala Lumpur, orgullosas Torres Petronas, desarrollo económico y tecnológico que se independiza de Inglaterra a primeros de los 60, dividido en sultanatos, si señores en el siglo XXI y no es el único, un país donde estos sultanes se reúnen y de entre ellos eligen al más guapo como rey, un país bajo yugos de procedencias sociales, étnicas, y el Islam. Un país precioso, donde se puede llegar a latigar por haber cometido grave delito, beber cerveza.
Pero lo más triste no es lo anterior, lo peor y que realmente angustia, es que esta mujer al parecer, yo no he tenido el placer de charlar tomándome una cerveza con ella, acepta de buen grado y como natural el castigo, que oh, la luna al marcar el comienzo del Ramadán, parece haber postpuesto para cuando finalice este periodo de ayuno y abstinencias diurnas.
No para castigar, para educar afirman los islámicos se imparte el castigo, y yo me pregunto, en vez de veinte inocentes latigazos con una vara de ratán, que probablemente sólo le van a producir más sed. Por qué no le cortan las manos, le sacan los ojos, y le queman la cara con ácido para luego apedrearla a ver si aprende, ella y todas las demás que en 2009, una mujer, en Malasia, no bebe cerveza, joder.
Seguiremos el hilo de la noticia hasta que la llegada de la noche nos impida distinguir si es blanco o negro.
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